#EDITORIALJS | La sororidad en acción: Saprissa Femenino lidera un llamado urgente al cambio
La reciente decisión de Saprissa de retirar su equipo femenino de la primera división ha sacudido los cimientos del fútbol femenino costarricense. Según el club, esta medida responde al estancamiento que enfrenta la disciplina, un problema que, según ellos, radica en la falta de una gestión estratégica y comprometida por parte de UNIFFUT.
Saprissa no solo denuncia el estancamiento, sino que propone soluciones concretas, como un rediseño integral de la gobernanza en UNIFFUT. Además, han ofrecido financiar una asesoría especializada con personas capaces de comprender las estructuras específicas del fútbol femenino, una clara muestra de su intención de impulsar cambios profundos. La institución también destacó que la pérdida de interés de los televidentes y el retroceso de las televisoras en su apoyo económico son señales claras de la necesidad de reformar el sistema.
El clamor de las jugadoras: un acto de unión colectiva
Horas después del anuncio del club, las jugadoras de Saprissa publicaron un comunicado en el que exigen cambios inmediatos. Entre sus demandas destacan:
- Una gestión comprometida y transparente.
- Una visión estratégica que impulse el fútbol femenino.
- Unión colectiva entre jugadoras y equipos.
Lo inesperado y profundamente emotivo llegó cuando este mensaje comenzó a circular en redes sociales, compartido por jugadoras de distintos equipos, incluidas las de Alajuelense, históricas rivales de Saprissa. Este gesto de apoyo mutuo, incluso desde la competencia, es una muestra poderosa de sororidad, un principio que une a las mujeres en la lucha por objetivos comunes.
El respaldo no quedó ahí: jugadoras costarricenses que militan en ligas extranjeras también comenzaron a compartir el mensaje, mostrando que el llamado al cambio trasciende fronteras.
Un momento para la reflexión y la acción
El fútbol femenino en Costa Rica lleva décadas enfrentando retos similares. Sin embargo, este momento exige unidad para romper con el pasado. Las jugadoras, los clubes y la afición tienen la oportunidad de alzar la voz y exigir las reformas necesarias en la gestión del fútbol femenino. Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrá garantizar el crecimiento y sostenibilidad de esta disciplina que tanto aporta al deporte nacional.
En este contexto, la sororidad no es solo un concepto; es el motor de un cambio profundo. Es un recordatorio de que, juntas, las mujeres del fútbol pueden transformar su realidad y construir un futuro más justo y equitativo.
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