Rebeca Mora: resiliencia, fortaleza e inspiración con silbato en mano.
En un mundo donde las historias de superación brillan más que cualquier medalla, la de Rebeca Mora merece estar en lo más alto. Árbitra nacional, guerrera incansable y ejemplo de vida, Rebeca ha vuelto a las canchas de fútbol playa tras un año y medio alejada por una batalla que solo las valientes enfrentan: el cáncer.
Durante ese tiempo, los tratamientos médicos le impidieron estar bajo el sol, lo que la mantuvo fuera de la arena. Pero ayer, en la jornada 5 y 6 del Campeonato Femenino de Fútbol Playa de Primera División, Rebeca regresó al arbitraje como solo ella sabe hacerlo: con autoridad y compromiso.
Su regreso fue en el último juego del día, un duelo entre Dimas Escazú y Valencia BS. Pero más allá del resultado, lo que quedará en la memoria es que fuimos testigos de lo que se puede lograr cuando el corazón no se rinde.
🎀 Una historia que inspira
Rebeca no solo es una árbitra destacada; es símbolo de coraje. Enfrentar el cáncer no es solo una batalla física: es una guerra emocional y espiritual. Ella lo ha dicho con convicción:
“El cáncer me enseñó a valorar cada instante y a no rendirme nunca”.
Su pasión por el deporte y su vocación como árbitra jamás se apagaron. Al contrario, se fortalecieron en el silencio, en la espera, en los días más duros, y hoy son testimonio de que la resiliencia puede silbar más fuerte que cualquier obstáculo.
Quienes la conocen no solo la respetan por su trayectoria, sino por su energía, humildad y ejemplo. Rebeca es de esas personas que inspiran sin necesidad de hablar fuerte, porque su historia grita esperanza con solo verla caminar hacia la arena, silbato en mano y mirada firme.
Desde aquí, la aplaudimos de pie, no solo por volver, sino por recordarnos que la vida, como el fútbol, siempre merece ser jugada con el corazón.
Gracias, Rebeca. Por no rendirte. Por inspirar. Por volver.
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